Hace ya un par de navidades estuve con mi familia disfrutando en uno de los lugares más australes de Argentina: El Calafate. Y cuando pienso en este destino se me vienen a la mente cantidad de imágenes relacionadas con la Patagonia profunda: la estepa infinita, los bosques de guindos, ñires y lengas, los tonos vivos de las flores, pero, sobre todo, la intensidad del hielo. Cuando digo intenso, me refiero, no solo a los colores que puede tener el hielo sino también a las formas, a la textura y a la emoción que me provoca el pensar en esa masa glaciaria. Sí ¡muchísima emoción! Es como admirar un cuadro del artista que más te gusta, pero en vivo y en directo. Es vivir la naturaleza en su máxima expresión. El Calafate, ciudad que lleva el nombre de una baya comestible, tiene más de una propuesta para sorprenderte, tanto en verano como en invierno, y paisajes imperdibles.

En esta nota, te cuento las coordenadas principales de este destino de casas bajas, kilómetros incalculables, estancias de pioneros, el lago más grande de la República Argentina y el campo de hielo patagónico sur ¡que no para de atraer miradas!