Si sos amante dell’estate italiana tanto como yo, ¡este destino no falla! Un fin de semana basta para recorrer este Parque Nacional a los pies del mediterráneo. En la zona de la Liguria, a 420 km de Roma y a 150 km de Florencia, se encuentra esta ribera conocida como Le Cinque Terre. Son cinco pueblos “construidos en la falda de la colina que pende sobre la costa del mar” y abarcan 15,6 km de la costa ligure.
Hace unos cuantos años, junto con una amiga, viajamos desde Florencia a este destino para recorrerlo durante el fin de semana. Todavía tengo grabada en la retina el momento en el que el tren salía del túnel y la luz del sol se reflejaba en el agua salada y las casitas de colores pasteles tan típicas de este destino de película.
Para llegar, tomamos un tren regional desde la estación Santa Maria Novella, de Florencia hasta La Spezia Centrale. Salimos temprano el sábado por la mañana y no tardamos más de dos horas y media.
Una vez en La Spezia, compramos la Cinque Terre treno card. Se puede comprar un ticket – por uno, dos o tres días – y sirve para viajar ilimitadamente en tren por los cinco pueblos, para acceder a la red Wi-Fi en todas las estaciones y hot spots, poder hacer uso de los toiletes de las estaciones de tren, entre otros beneficios.
Los cinco pueblos en dirección Sur – Norte son:
El primer pueblo que visitamos fue Riomaggiore. Nos sorprenderon la cantidad de alojamientos y lugares para comer que había, así como sus casitas de colores con la ropa tendida y los pueblerinos mezclados con los visitantes. Mi recomendación es que miren el atardecer desde acá con una birra en mano sobre las rocas que dan al mar de la Liguria.
Manarola no tiene playa de arena sino, más bien, piedras desde donde uno puede zambullirse y nadar, no es muy profundo estando cerca del pueblo. Es conocido por sus vinos, Sciacchetrà, cultivados en terrazas. El pueblo central, Corniglia, no tiene salida al mar. Estando a 100 metros sobre el nivel del mar, es ideal para caminarla y perderse en el paisaje con tremendas vistas panorámicas.
Para conocer los otros dos pueblos que nos quedaban por visitar, el segundo día nos tomamos un tren directo a Monterosso al mare, con demasiadas ganas de playa arenosa – IMPORTANTE: es el único de los cinco pueblos donde hay arena y se puede tomar sol en una reposera -. Este paesino es ideal para leer ese capítulo del libro que quedó pendiente, bañarse en el mar y disfrutar del ruido de las olas.
Ya habiendo descansado y con la panza llena, decidimos ir hasta Vernazza caminando. Creíamos que sería fácil porque en los carteles estaba escrito: “3 km”. Nada más lejos de ser sencillo. Jamás hubiéramos imaginado que el sendero era una subida constante, con muchísimas escaleras y, además, no llevábamos un buen par de zapatillas. Después de todo el esfuerzo, valió la pena hacer ese trekking: las vistas panóramicas son únicas desde allá arriba y además, disfrutamos de una limonada en un puestito de una finca rural a mitad del camino.
* Llevar zapatillas o calzado cómodo para caminar (y unas ojotas en la mochila o bolso).
* Recordar que Monterosso al mare es el único de los cinco que cuenta con balneario.
* No olvidarse de llevar agua, protector solar y alguna barrita o frutos secos a las caminatas entre pueblo y pueblo.
* Sacar el boleto cinque terre treno card para viajar entre las distintas estaciones ilimitadamente.
* Reservar el alojamiento con anticipación (en temporada de verano). Dormir en La Spezia es más económico que en alguno de los pueblitos.
Se puede volar a Roma sin escalas con Aerolíneas Argentinas o ItaAirways. Desde la capital italiana, lo más conveniente es tomar un tren desde la estación Roma Termini. La otra opción si te gustan los roadtrips es alquilar un auto.
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